Estudiantes de entre 4 y 7 años, de 18 escuelas públicas alrededor del país, aprendieron de programación jugando gracias a una alianza entre la Universidad de Costa Rica y la Fundación Omar Dengo.
Los celulares, tabletas y computadoras entran a las aulas, después de tantos años de mantenerse afuera para prevenir distracciones. El proyecto Titibots, con el que los niños y niñas aprenden de programación y robótica, ya alcanzó a más de 900 estudiantes de escuelas públicas en todo el país.
Titibots es el proyecto de doctorado de Krysia Ramírez, investigadora del Centro de Investigaciones en Tecnologías de la Información y Comunicación (Citic) de la Universidad de Costa Rica (UCR), con el que aspiraba llevar tecnología de fácil acceso a las aulas para que los estudiantes aprendieran de programación y resolución de problemas desde una temprana edad.
“Desde el inicio de mi investigación la idea era beneficiar a mi país, que tanto quiero, y al trabajar con la Fundación Omar Dengo yo sentí que no iba a quedar en papel, sino que iba a poder llegar a una gran cantidad de población”, contó Ramírez.
La Fundación Omar Dengo (FOD) obtuvo la licencia del proyecto en el 2017 y capacitó al personal docente de 15 centros educativos alrededor del país con “una experiencia muy positiva”. Ahora la FOD aspira llevar el proyecto a otras 914 escuelas públicas del país.
“La alianza con la FOD permitió que los estudiantes de las instituciones públicas tengan acceso a la herramienta de forma masiva. También participaron en la validación de la plataforma”, mencionó Liliana Rojas, gestora de innovación de la Unidad de Gestión y Transferencia del Conocimiento para la Innovación (Proinnova).
La implementación del proyecto Titibots en las escuelas públicas tiene múltiples beneficios para los estudiantes, ya que más allá de aprender programación y robótica a una temprana edad, desarrollan habilidades para la vida como la resolución de problemas y pensamiento lógico matemático.
“Cualquier problema en la vida se tiene que resolver por partes y la programación ayuda a esa práctica. También nos interesó la robótica pedagógica para desarrollar actitudes creativas, colaboradoras y abiertas a los cambios en los niños y niñas”, explicó Natalia Zamora, directora de educación del Programa Nacional de Informática Educativa (Pronie) de la FOD.
El docente es la clave
La principal ventaja de la tecnología que utiliza el proyecto Titibots es que es altamente mediada por el cuerpo docente de la escuela, considera Susan Francis, actual Vicerrectora de Docencia de la Universidad de Costa Rica.
“Investigaciones recientes de la Universidad identifican que hay un acceso en casi todo el país a ciertas tecnologías, pero eso no significa que hay un mejor aprovechamiento de ellas. Con este tipo de proyectos es que puede mejorar la interacción del estudiante con la tecnología con la supervisión del docente”, explicó Francis.
Para Hazel Castro, coordinadora del Programa de Tecnologías Educativas para el Aprendizaje (Protea) de la UCR, lo más importante del proyecto es que se trabaja con hardware libre y con un código conocido, lo que facilita que los docentes aprendan a utilizar la tecnología y además la enseñen.
“En ese sentido el docente tiene un rol importante, porque si está capacitado podría hacer sus propios mapas además de los que Kryscia, la investigadora, ya ha desarrollado”, agregó Castro, quien además conoció el programa cuando llevó a su hija a uno de los talleres de robótica.
Natalia Zamora, de la Fundación Omar Dengo (FOD), dijo que parte del proyecto tuvo que detenerse por la pandemia, pero que ahora más que antes el trabajo que se está realizando en las escuelas cobra relevancia.
“La pandemia nos hace despertar como sistema educativo, en el sentido de que los docentes deben aprender a trabajar con tecnología. Además, si bien es cierto que el proyecto tiene un alcance muy alto, tenemos la situación que estudiantes que no tienen dispositivo o conectividad en sus hogares. Las condiciones son muy desiguales”, comentó Zamora.
Los diferentes proyectos de la FOD han impactado a más de 79 mil niños y niñas de zonas rurales y 2.600 centros educativos del país. La Fundación tiene planificado ampliar la cobertura del proyecto Titibots tan pronto como las condiciones sanitarias lo permitan.